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"Permite que tu hijo se aburra", una reflexión sobre la paternidad

La periodista Eva Millet ha investigado y escrito sobre paternidad y sobretodo sobre los 'excesos' en los que podemos incurrir como padres en la formación de nuestros hijos. La dificultad de permitir y 'soportar' el aburrimiento de nuestros hijos o bien un exceso de actividades extraescolares, se perfilan como dos extremos entre los cuales llegamos a movernos. Más allá de señalar en forma exacta cuánta actividad, cuánto soporte y cuanta atención es la adecuada para nuestros hijos, lo interesante es reflexionar, analizar críticamente éstas áreas y juzgar por nosotros mismos bien si están en su justa medida en la vida de los niños, o si se peca de un exceso o carencia. El artículo de Eva Millet puede ayudarnos a poner en marcha dicha reflexión.

Permite que tu hijo se aburra, por Eva Millet

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"La profesión de los padres es una profesión imposible". Desmitificando el rol parental

Interesantísima entrevista de El Pais al prestigioso psicoanalista italiano Massimo Recalcati, quien nos habla de las polaridades en el rol paterno, antes autoritario, hoy empático, y cómo movernos en esta disquisición. La profesión de los padres es una profesión imposible - El País 18-3-20

Meditación en el sentimiento

En el contexto de la pandemia, estamos inmersos en una nueva aventura de aprendizaje con el Curso de psicoterapia autógena nivel II, "Meditación en el sentimiento", dictado por el Dr. Luis de Rivera. Siempre es un lujo contar con su sabiduría y enseñanzas. Permitir el flujo de las emociones, sentimientos, sin hacer lo que normalmente hacemos para bien desviarlos, reprimirlos o huir de ellos, resulta la clave terapéutica para dar curso al sentimiento, y con ello, agotarlo, permitir que se desvanezca por sí sólo. Todo es temporal, todo es pasajero, los sentimientos negativos, pero también los positivos. Aceptar esa fugacidad, tan temida, es quizá, una iluminación a nuestro alcance.

El sentimiento no manda

Gurdjieff decía, como citaba el querido Claudio Naranjo, que necesitábamos una educación para tri-cerebrados. Los tres cerebros, el reptiliano, el emocional y el racional. Nuestro sistema límbico es un detector inmejorable de emociones, es el cerebro emocional. Pero tenemos el tercer cerebro, el córtex, que nos permite planificar, modular y elaborar las respuestas 'puras' del cerebro emotivo. Cuando decimos que la emoción no manda, queremos decir que ese tercer cerebro tiene mucho que decir sobre las opiniones del segundo. Para eso lo tenemos, para 'domar' al emocional. Podemos contribuir, con el trabajo terapéutico, a equilibrar estas dos partes de nuestra persona, para sentir las emociones, por supuesto, pero también para aprender a matizarlas cuando así se requiera. Por eso decimos que el sentimiento no manda, o al menos, no siempre.